Me instalaría en la puerta de al lado
de tu cuarto,durmiendo al son de la frecuencia de tus sueños,
extendido en el manto de tu órbita.
Macerado en tus lágrimas
me secaría al sol que más calientasmecido en tus historias de dudas incendiarias,
de regalos atroces, de tormentas.
Quizá así aliviase
la espera y la memoria,el horror de vivir en lo sucesivo
de tus ciclos.
En tu órbita, satélite de ti,
estudiando tus vectores y gradientes,acompasando tus revoluciones con las mías.
Por allá, por tus afueras,
-cuerpo
celeste encontradizo-yo me instalaría.
Albacete, 31.12.2003
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