jueves, 19 de abril de 2012

NUESTRA PRIMA DE RIESGO

Ya llevamos, como hemos comentado en esta sección en otras ocasiones, varios años de crisis. Oficialmente tres años y medio. Hemos transitado por ella sufriendo y aprendiendo por el camino palabras y expresiones que nunca antes habíamos escuchado. Una de ellas es la prima de riesgo. La comenzamos a escuchar en los telediarios hace un par de años y desde entonces hemos seguido con temor –con ese miedo irracional que nos provocan las cosas que no entendemos muy bien– su evolución, medida en puntos básicos. Precisamente el titular de los diarios económicos en los últimos días es que la prima de riesgo ha superado los 400 puntos (básicos).

Con la prima de riesgo medimos la diferencia que existe entre la rentabilidad de la deuda de un país y la deuda de otro. Cuando los países necesitan financiación emiten deuda; es decir que buscan inversores que les presten dinero a un plazo determinado a cambio de una rentabilidad determinada. Imaginemos que Alemania necesita dinero. Podría ofrecer bonos a diez años por ejemplo al 1,00%. Supongamos también que en ese mismo momento España necesita también financiación y ofrece bonos al 4,00%. Pues bien, si yo tuviera por ejemplo 100.000 euros para invertir, podría optar por comprar bonos alemanes al 1% (obtendría 1.000€ al año durante los próximos diez años) o bonos españoles al 4% (obtendría 4.000€ al año durante los próximos diez años). Y es que la rentabilidad se suele corresponder con el riesgo, y en teoría (lamentablemente también en la práctica) la economía alemana es más fuerte que la española, y el mercado confía más en Alemania que en España a la hora de devolver su deuda y pagar los intereses de la misma.

En el ejemplo anterior, la prima de riesgo sería de 300 puntos básicos (en el argot económico, cien puntos básicos son un 1%). Eso significaría que el diferencial entre el bono español a diez años y el bono alemán a diez años es un 3%.

Estos bonos que emiten los países y que compran los inversores cotizan en mercados secundarios de deuda soberana que son bastante líquidos. Esto significa que cualquiera  puede comprar o vender en cualquier momento bonos a diez años de cualquier país, y es por ello que a diario contamos con una cotización o precio de cada uno, y así podemos compararlos. Esa cotización diaria es la que realmente se utiliza para calcular la prima de riesgo de la que hablan los medios de comunicación.

Quien tenga curiosidad por conocer las primas de riesgo de cada país con respecto a Alemania, día a día, puede consultar por ejemplo este enlace.


Con la prima de riesgo, por tanto, estamos comparando el riesgo de impago entre dos países. Por eso no podemos decir que la prima de riesgo de España es de x puntos simplemente, sino que decimos que es de x puntos con respecto a Alemania. Se toma como referencia a Alemania porque es el país más solvente de la zona Euro, y es el menor riesgo de insolvencia tiene.

Con las breves pinceladas comentadas ya podemos asegurar que el hecho de que aumente la prima de riesgo de España es un mal dato para nosotros. Lo primero y más obvio que nos pasará es que las próximas emisiones que realice el Reino de España para captar dinero en los mercados nos saldrá en principio más cara (y mucho más cara, por supuesto que a los Alemanes). Nos saldrá mucho más gravoso financiarnos, y el dinero que nos gastemos de más en pagar intereses de deudas no lo podremos destinar a otras partidas como educación, sanidad, infraestructuras y demás.

Otras consecuencias negativas que el incremento de la prima de riesgo puede tener para nuestra economía son la mayor inestabilidad de la bolsa española (suele bajar el precio de las acciones; el ejemplo lo tenemos en la evolución del IBEX 35), y la mayor dificultad de los bancos españoles para captar financiación en los mercados, que a su vez contraerá de manera sostenida el crédito a familias y empresas y se persistirá en la espiral de ralentización del consumo, incremento del paro y recesión económica (decrecimiento económico continuado).
Y es que la economía se basa en la confianza, y la prima de riesgo mide la diferencia de confianza entre países.


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