sábado, 9 de agosto de 2025

La piedra del águila nos sopesa

 La Piedra del Águila nos sopesa,

continuamente, con el gesto grave,

sobre su pesado nicho de experiencia

donde esconde cuánto ha hecho y cuánto ha sido.

Calibra si este sol, si aquellas nieves

doraron y helaron las mismas pieles

idénticas.

 

Tras su prisma de ramas y de tierra

tiene más tiempo que vida, y a puñados

recoge, temporeronuestras olivas.

 

Su memoria es la roca que nos pesa,

el espejo que devuelve nuestra imagen

deformada de tanto compararnos.

Su recuerdo es la sangre a borbotones

de encías de camino y de cemento.

 

Dura empresa la que tiene,

absolvernos en este pleito

con prejuicios de minutos,

tan harta de dar cuerda a este reloj

que, haga lo que haga,

marcará siempre la misma hora.

 

Parece que quisiera sustraerse

de jugarse los cuartos con el tiempo,

de aguantar que de nuevo le echen cuentas

de qué debe inhibirse, o prevenirnos.

 

De nuevo lloverá, de nuevo el sol

secará nuestras lágrimas amargas;

de nuevo nacerá y morirá bajo su sombra

eque pudo redimirnos de algún modo.

 

Por eso nos sopesa. Quiémejor

podría celebrar y lamentar nuestros defectos.

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